cosa es así, entonces tanto valdría dejar de orar, porque solo puedo orar de manera improcedente, y esto es abominación para Dios». Una reacción así es bien comprensible. Pero la Palabra de Dios no nos dice con esto que deberíamos dejar de orar. Los que oran de manera improcedente no son rechazados porque piden demasiado al Señor. ¡Se trata de que no piden lo suficiente! El problema es que piden cosas para satisfacer a su propio ego. Una verdadera oración se interesa ante todo por Dios y su causa,
Page 22